La situacion verdaderamente tragica tuvo lugar en la ciudad peruana La Oroya. En el ano mil novecientos veinte y dos la empresa Doe Run Corporation de los Estados Unidos abrio alli una fabrica metalurgica grande que en menos de cien anos mato toda la flora y fauna modesta de la region y puso en peligro mortal miles de personas. La Oroya es uno de pocos lugares del mundo donde ya durante muchos anos siguen cayendo las lluvias acidas.
Precisamente las lluvias fueron la causa de falta total de plantacion en la ciudad. Los indigenas tienen que pagar por el trato peyorativo de la ecologia con su salud, practicamente todos ellos sufren de enfermedades serias de via respiratorio. Actualmente en la ciudad viven aproximadamente treinta y cinco mil personas, ya que solo cinco por ciento de esa cantidad no tienen problemas con salud serios.
Las emisiones nocivas cotidianas a la atmosfera de plomo, zinc, cobre y del dioxido de azufre se acumulan activamente en los organizmos de los ciudadanos llevandolos a la mutacion lenta y terrible. Los indigenas entienden perfectamente la profundidad de tragedia, por lo tanto intentan luchar por sus derechos con todos los modos posibles. La inaccion de las autoridades locales fue reconocida verdadera crimen contra la humanidad, pero de momento numerosos juicios no llevaron al resultado positivo.
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