Los habitantes locales se caracterizan por su hospitalidad y amabilidad. Bangkok a menudo es llamado “la ciudad de las sonrisas” por ser sus habitantes tan afables con los turistas. La manera de comunicarse de los tailandeses puede parecer a los turistas bastante extraña: incluso durante la discusión más acalorada ellos no suelen elevar la voz; así que los visitantes, al dirigirse a los habitantes locales, también deberían usar un tono suave y persuasivo. Los tailandeses le dan una suma importancia a la casa en la que viven, por eso al entrar en ella tanto los dueños, como sus invitados siempre se quitan los zapatos. Dentro de las peculiaridades locales de la manera de hablar, el lenguaje de los signos merece una mención aparte. Durante la conversación con un tailandés están totalmente prohibidos cualquier tipo de tocamientos, como, por ejemplo, un abrazo amistoso o una palmadita en los hombros. A los hombres se los puede saludar con un apretón de manos, y si hace falta saludar a alguien que se encuentra a una cierta distancia sólo basta con juntar las palmas de las manos a la altura del pecho, este gesto simboliza un saludo muy cordial.
En los lugares públicos y cuando uno es invitado a una casa local está prohibido estar sentado con las piernas cruzadas, esta postura puede considerarse una falta de respeto. Los habitantes locales tienen un respeto reverencial por la familia real, por eso cada palabra irrespetuosa dirigida hacia el gobierno del país puede ofenderles mucho. Otro tema “espinoso” en la conversación con los ciudadanos de Tailandia es la religión. El trato respetuoso a los lugares de culto religioso y los santuarios locales debe ser mostrado también por los visitantes del país.
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