Desde esta altitud se abre una preciosa vista de la isla. La ciudad no es sólo un centro de turismo, sino también un distrito portuario muy considerable. En su parte sureña se sitúa el puerto nuevo, aquí reciben los barcos de Atenas y otras islas del Egeo. En la parte del norte se sitúa el puerto antiguo y no lejos de allí el mercado más grande llamado Mitilini. No se puede imaginar tanta cantidad de mercancías: hay ropa, artículos y souvenires tradicionales, joyas y un surtido grande de productos. Entre otras curiosidades sobresalen las suntuosas iglesias bizantinas que contrastan con los edificios modernos y las espléndidas zonas de parques.
En la parte central de la ciudad está situada una bahía pintoresca donde están amarrados unos yates admirables. Aquí se organizan unos paseos por el mar para los visitantes, durante los cuales se puede observar la isla y conocer muchas cosas nuevas sobre su historia. Paseando a lo largo de la costa se puede descubrir un surtido grande de restaurantes, cafeterías, bares y tabernas. Allí le servirán tanto los platos de cocina nacional, como los manjares tradicionales europeos.
Los melómanos y apreciadores del arte teatral tendrían que visitar el Municipio, donde cada semana se dan conciertos y representaciones. Los que desean relajarse bajo el sol resplandeciente no tienen que viajar lejos de aquí, la playa más grande se sitúa en el centro de la ciudad. Claro, si uno quiere descansar tranquilamente en algún aislamiento, puede coger el bus e ir a cualquier playa lejana.
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