Una vívida obra maestra del barroco portugués es el Panteão Nacional construido en 1682. Muchas figuras prominentes del país, como presidentes y escritores, están enterrados aquí hoy. Antiguamente, hasta 1966, el edificio era una iglesia. El Palácio Chiado que data de 1781 fue una vez un magnífico palacio. Hoy en día, alberga un excelente restaurante, el sueño de cualquier aficionado a la historia. Sentado aquí, uno puede tener una idea de cómo se organizaron las fiestas nobles y cómo se hacían las cosas aquí en los viejos tiempos. Uno de los teatros más prestigiosos de Portugal es el Teatro Nacional Dona Maria II. Los embajadores extranjeros habían vivido aquí en el siglo XV y los inquisidores en el siglo XVI, hasta que el incendio de 1836 destruyó casi por completo el edificio. Más tarde, se decidió construir un teatro en su sitio.
Además de lo anterior, la capital de Portugal presenta varios buenos museos más, gracias a los cuales el conocimiento de la cultura y la historia locales será muy fructífero. Estos incluyen el Museo Nacional del Azulejo, donde puede aprender todo sobre la cerámica tradicional portuguesa Azulejo y la fabricación de productos cerámicos. El Museo Nacional de Etnología familiarizará a los visitantes con los pueblos que habitaron el país en un momento u otro, y el Teatro Romano habla sobre los antiguos tiempos romanos en la historia de la ciudad. De interés para los turistas es el Museu Nacional de História Natural e da Ciência que ocupa un edificio arquitectónicamente hermoso. Aquí puede aprender mucha información nueva sobre la evolución de las especies y los inventos científicos.
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