Es una pequeña ciudad pintoresca y animada, rodeada de montañas, islas y fiordos por todos lados. Aparte de múltiples lugares de interés, Tromso cuenta con gran variedad de diversiones nocturnas. Hay bares, clubs, restaurantes, discotecas… Es un paraíso para los amantes del shopping, los que siempre están ansiosos por ir de compras a un centro comercial o un butic, que están a cada paso.
Volviendo al tema de curiosidades, conviene señalar que está aquí la Catedral Árctica que ya hace mucho tiempo se hizo el símbolo eterno de Tromso. Es como un soberbio iceberg, una obra maestra auténtica de los arquitectos. Está embellecida por unas ventanas de mosaico, parece un palacio de la reina de nieve del cuento de hadas. Uno puede familiarizarse con la historia de esta ciudad y ver hallazgos históricos en el museo de Tromso, inaugurado en el siglo XIX. Los cazadores y pescadores tendrían que recorrer el Museo Polar, donde se preserva una colección muy especial de armas, aparejos de pesca y otros atributos, relacionados con el oficio.
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