Como la ciudad tiene una situación comercial y estratégica favorable, su territorio era de particular interés para muchos estados grandes. En el siglo 13, los daneses construyeron en el centro de la ciudad una fortaleza, por medio de la cual controlaban el acceso al Mar Báltico. La ciudad sufrió muchos daños durante la guerra danés-sueco, se unió en 1710 al territorio de Suecia. En aquel momento Helsingborg casi completamente estaba en ruinas. Inmediatamente después de la guerra, la ciudad sufrió una epidemia de peste, que mató a miles de residentes locales. Después de los trágicos acontecimientos Helsingborg se recuperó sólo en la segunda mitad del siglo 19, comenzó a desarrollar el comercio, abrió unas plantas de acero y fábricas de cerámica.
A pesar de la devastación, la ciudad logró conservar varios edificios antiguos. Hoy en día en la parte antigua uno puede ver la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y la torre de Kernan. También vale la pena visitar el museo Fredriksdal, Centro de Cultura de Henry Dunker y la casa de Jacob Hansen. Sin embargo, el centro cultural más inusual sigue siendo el museo al aire libre, que abarca un territorio bastante impresionante. Allí hay parques amplios, jardines, granjas y casas antiguas.
Durante los paseos por los lugares curiosos Vd. encontrará una gran variedad de restaurantes y cafés, donde podrá relajarse y compartir impresiones de los paseos. Para los aficionados a la vida nocturna abren sus puertas muchos clubes nocturnos y discotecas, y para aquellos que deseen ir de compras en cualquier parte de la ciudad habrá un bulevar interesante o plaza comercial.
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