Los habitantes del lugar se destacan por su carácter singular que consiste en respeto minucioso de reglas de etiqueta. Además son muy amables y amistosos. Así a la entrada los habitantes del lugar seguramente dejan pasar a las mujeres. Los dueños de tiendas y restaurantes saludan a sus visitantes y les prestan su ayuda. A pesar de que aquel modo de conducta tiene su lógica algunos viajantes la encuentran muy insólita.
Es propio de los habitantes del lugar respeto minucioso a su cuidad, lo consideran el mejor lugar en el mundo y ningún extranjero lo convincerá en lo contrario. Con los habitantes del lugar se puede discutir sobre cualquier tema. Es un hecho corriente disputar con ardor sobre política, deporte y costumbres religiosas mientras que en otros paises los temas de religión y cultura están prohibidos. Lo único que no se puede discutir es su vida privada, además los temas sobre estado financiero se consideran como señales de mal tono.
Durante la conversación los australianos no paran de sonreirse, están dispuestos a bromear con cualquier pretexto. Tal posición de vida positiva es bastante contagiosa. Algunas peculiaridades de conducta de los habitantes del lugar pueden parecer extraños para los viajeros. Así durante la conversación incluso con la gente poco conocida pueden llamar de nombre. Si tal trato no le conviene al viajero y se lo explica al interlocutor, él a su vez va a expresar su perplejidad profunda. No vale la pena comprender tal trato como consideración despreciativa o trato familiar, porque eso es una parte pequeña de la cultura local que hace propaganda de igualdad en cualquier sector de vida.
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