Los residentes de Calais, al igual que la mayoría de los franceses, respetan la etiqueta y los buenos modales. No pueden soportar la rudeza y la ignorancia. Si desea causar una buena impresión en la población local, es mejor conocer las reglas de etiqueta. Dicho esto, los franceses tratan a los extranjeros con paciencia y tolerancia, por lo que los turistas pueden esperar encontrar comprensión e indulgencia aquí. Los franceses son hospitalarios y están acostumbrados a una gran cantidad de huéspedes extranjeros y migrantes que ingresan al país cada año. En Calais, al igual que en muchas otras ciudades de Francia, hay áreas para representantes de ciertas comunidades de expatriados. No hace falta decir que estos distritos tienen una atmósfera auténtica de las naciones que viven allí.
Sin duda, los textiles de calidad se han convertido en uno de los símbolos más famosos de la ciudad. Desde la revolución industrial, Calais ha sido uno de los principales fabricantes de encaje y tul de la más alta calidad en el mundo. Todavía hay varias fábricas que bordan adornos fabulosos en tela de peso pluma. Los artículos hechos a mano también están muy extendidos en la ciudad: los turistas disfrutan comprándolos como recuerdos. Cuando el encaje era extremadamente popular, más de la mitad de la población de la ciudad trabajaba en fábricas textiles. Incluso hoy en día, hay muchos expertos que conocen todos los secretos de este oficio.
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