Aun a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX Detroit era una centro de la industria automovilista muy considerable en los EEUU. Los edificios de esta ciudad eran unos monumentos arquitectónicos magníficos, la plaza central, la avenida de Washington que se iluminaba con las bombillas de Edison por la tarde. En aquel entonces esta ciudad se llamaba “el segundo París” o “París del Oeste”. Pero en la época de la Segunda Guerra Mundial a causa del alivio de discriminación en el proceso de adscripción los afroamericanos empezaron a mudarse a Detroit, lo que acabó en revueltas y reflujo de la población blanca hacia los suburbios de Detroit. Poco a poco “la capital” de la industria automovilista se convirtió en una ciudad de desbarajuste, saqueo y destrucción.
Es más, en los años 80 llegó la crisis petrolera, las fábricas americanas empezaron a competir con las japonesas, lo que provocó quiebra de muchas autoempresas, incluso de las de Detroit. Los edificios lujosos perdieron a sus amos, constantes robos e incendios por parte de la gente afroamericana llevaron a la destrucción total de la ciudad. Hoy día aquí se puede ver las siguientes empresas que quedaron vivas: "General Motors", “Dymler Crysler” y “Ford Motor Company”.
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