En la jornada los ciudadanos dan preferencia al ocio familiar. Muchos se dirigieron a las zonas suburbanas oa las playas para disfrutar de una deliciosa barbacoa y recreación al aire libre. El 4 de julio la ciudad muere, las calles se hunden en silencio y los peatones y los coches son bastante raros. Sin embargo, al caer la noche las cosas están cambiando y después de la gran demostración de fuego Miami se convierte en el club nocturno de lujo.
La música ruidosa y risas aireadas se oye por todas partes. La gente está relajándose justo en la calle, bailando al aire libre, tryinh trata y bebidas en los cafés de la acera. El festival folklórico dura hasta la madrugada. El 4 de julio todos los restaurantes, cafés y bares están abiertos hasta el amanecer. Sólo a las 7 de la mañana del día siguiente los visitantes están dejando los establecimientos de entretenimiento. Los ciudadanos se van a casa para recargar y construir la fuerza después de la fiesta nacional más importante.
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